Dios se hace accesible

 

Salmo 138:2

Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas.

 

Hay un ejemplo maravilloso de la consideración y la compasión de Dios hacia nosotros. Él es un Dios grande, poderoso, el Creador. Podemos ver su grandeza y su sabiduría y su poder de muchas formas: en la creación, en los mares, en las montañas, en las estrellas, en el sol y la luna, en todas las fuerzas poderosas que se desatan en este universo en el que vivimos. Sin embargo, no tenemos acceso a Dios mediante ninguno de estos. Ellos son una demostración de su grandeza, pero no nos dan acceso a Él.

Pero Dios, en su amor y misericordia, ha levantado por encima de todas estas demostraciones de su poder dos cosas: su nombre y su Palabra. Y lo ha hecho por nosotros, porque por medio de su nombre y de su Palabra tenemos acceso a Él. Su Palabra nos dice qué clase de Dios es. Su Palabra nos dice qué tenemos que hacer para ser aceptados por Él. Su Palabra nos dice lo que hará a favor nuestro si cumplimos sus condiciones, y todas las promesas de su Palabra están a nuestra disposición por medio de su nombre.

Así pues, cuando Dios exaltó su nombre y su Palabra por encima de todas las demás cosas en el universo, lo hizo por nuestro bien, para que tuviéramos acceso a Él. No podemos acercarnos a Dios en virtud de las fuerzas y maravillas de la creación, pero sí podemos venir a Él conforme a las promesas de su Palabra, que son todas sí y amén para nosotros en el nombre de su Hijo Jesucristo.

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