Para siempre es su misericordia

 

Salmo 136:1, 4–9

Alabad a Jehová, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.
Al único que hace grandes maravillas,
porque para siempre es su misericordia.
Al que hizo los cielos con entendimiento,
porque para siempre es su misericordia.
Al que extendió la tierra sobre las aguas,
porque para siempre es su misericordia.
Al que hizo las grandes lumbreras,
porque para siempre es su misericordia.
El sol para que señorease en el día,
porque para siempre es su misericordia.
La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche,
porque para siempre es su misericordia.

 

Hay una palabra que se repite una y otra vez. Es la palabra misericordia. La palabra hebrea aquí es chesed. Esa palabra tiene un significado muy especial en el idioma hebreo. Creo que la mejor forma de interpretarla es “la fidelidad de Dios en guardar su pacto”. El chesed de Dios constituye un aspecto particular del carácter de Dios. Significa que Dios, cuando hace un pacto, se compromete a cumplirlo. Y entonces, a la luz de esto, vemos que toda la creación (el sol, la luna, la estrellas y todo lo demás) proclama la fidelidad de Dios a su pacto.

Cuán importante es para nosotros como creyentes ver el universo creado correctamente, que no lo veamos como una simple fuerza mecánica que opera independientemente de todo lo demás. La creación entera, el universo que vemos, el sol, la luna y las estrellas están allí por la fidelidad de Dios a su pacto. Es su fidelidad la que los creó y los sostiene. Debemos considerarlos de esa manera.

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